La mente del adolescente con TDAH funciona de manera multifuncional, acelerada e incontrolable. La adolescencia es un periodo de transición cargado de cambios físicos, fisiológicos, psicosociales y socioculturales, que la convierten en una etapa vulnerable y difícil de gestionar. Para los adolescentes con TDAH, esta transición es aún más complicada.

El TDAH es el trastorno del neurodesarrollo más frecuente. Los adolescentes con esta condición suelen presentar síntomas en tres dominios: inatención, hiperactividad e impulsividad. Cada uno de estos dominios está compuesto por ciertas características específicas que se describen a continuación. Las causas del TDAH incluyen componentes genéticos, ambientales, neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos.

¿Cómo se manifiestan los síntomas del TDAH en adolescentes?

Estudios de neuroimágenes (Rodillo, 2015) evidencian una dismorfología, disfunción y baja conectividad de múltiples redes, como la fronto-estrital-parietal-cerebelar, reflejando los distintos dominios cognitivos afectados en el TDAH, tales como la inhibición, la atención y la percepción. Además, numerosos estudios indican un retraso en la maduración cerebral, especialmente en las regiones que maduran con la edad.

Debido a estas alteraciones, los adolescentes suelen presentar problemas de conducta asociados a hiperactividad e impulsividad, inatención, dificultad de adaptación, baja autoestima y distorsión del autoconcepto, como consecuencia de la disfunción a nivel familiar y social. Todo ello puede llevar al desánimo y sentimientos de no ser valorados, afectando su rendimiento académico y aumentando el riesgo de consumo de sustancias, relaciones destructivas e incluso conductas delictivas. En casos de comorbilidades como ansiedad, depresión o rasgos de trastorno límite de la personalidad (TLP), pueden surgir ideas y conductas suicidas.

¿Cuáles son los criterios para el diagnóstico clínico?

Los factores a considerar incluyen elementos genéticos, biológicos, neurofisiológicos, neuroanatómicos, neuroquímicos, psicosociales y ambientales. Numerosos estudios evidencian la asociación genética, además de factores pre, peri y postnatales, y alteraciones neuroanatómicas, neurofisiológicas y químicas, así como psicosociales. Según la CIE-11, los criterios son:

1. Inatención/Déficit de atención:

  • Dificultad para prestar atención a tareas que no proveen alto nivel de estimulación o recompensa inmediata y que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Poca atención a detalles; cometer errores por descuido en las tareas o trabajos escolares; no completar las tareas asignadas.
  • Fácil distractibilidad por estímulos o pensamientos no relacionados con la tarea; parecen no escuchar cuando se les habla directamente; usualmente se observan ensoñadores o con su mente divagando.
  • Pérdida de objetos útiles; olvidadizo para las tareas diarias; dificultad para recordar los pasos a seguir para completar una tarea; dificultad en la planificación y organización de las tareas escolares, trabajos u otras tareas. La inatención puede no ser evidente cuando el individuo está enganchado en tareas que proveen estimulación intensa y frecuentes recompensas.

2. Hiperactividad-impulsividad:

  • Actividad motriz excesiva; abandona su asiento cuando se espera que permanezca en el mismo; usualmente corre; dificultad para mantenerse sentado sin inquietud o sensación de inquietud física; incomodidad al tener que permanecer quieto.
  • Dificultad para involucrarse en actividades tranquilamente; habla mucho, se apresura a dar respuestas o comentarios; dificultad para esperar su turno en conversaciones, juegos u otras actividades; interrumpe o se entromete en las conversaciones o juegos de los demás.
  • Tendencia a responder inmediatamente sin detenerse a considerar riesgos o consecuencias (actividades con riesgo de daño físico, decisiones impulsivas, conductas temerarias).

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento se basa en psicoeducación, tratamiento farmacológico (psiquiatra), psicoterapia (Terapia Cognitivo Conductual), neurofeedback, nutrición, ocupacional, entre otras.

El TDAH afecta a un gran porcentaje de la población adolescente masculina, lo que provoca que a menudo sean incomprendidos y menos aceptados por ellos mismos, la familia, los pares y la sociedad. Esto aumenta su sufrimiento silencioso, ya que se sienten rechazados e infravalorados, lo que merma su autoestima y distorsiona el desarrollo de su identidad o personalidad.

Por ello, los invito a reflexionar y a los padres de familia con hijos adolescentes a inscribirse en mi programa Psicohábitos para gestionar el TDAH. Este programa cuenta con un apartado especialmente diseñado para padres y otro solo para adolescentes, donde adquirirán información actualizada y estrategias psicológicas para afrontar el TDAH de manera más óptima, obteniendo recursos y herramientas para ello.

El TDAH, al ser un trastorno del neurodesarrollo, presenta síntomas según la etapa de desarrollo, algunos de los cuales varían y otros permanecen a lo largo del tiempo. En casos que no reciben ayuda profesional, estos síntomas pueden agravarse. Por lo tanto, el tratamiento requiere una intervención multidisciplinaria o multimodal.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *